Con sufrimiento por lo ajustado del marcador y porque todos los resultados estaban en contra, pero con oficio y saber jugar, el Salamanca UDS se imponía hace unos instantes en Barreiro al Celta de Vigo (1-2) y rubrica su permanencia en un más que meritorio duodécimo puesto en la temporada de su retorno a Segunda División B. Sin duda, ha sido una temporada igualadísima en la que la salvación ha estado en 48 puntos, lo que señala la dificultad y el mérito del equipo blanquinegro que, además, ha tenido que sortear distintos contratiempos a lo largo de la temporada y no pocas lesiones.
Se podían dar múltiples combinaciones, pero el camino más corto para la salvación era la victoria y el conjunto charro la encarriló pronto cuando Asdrúbal peinaba de espaldas un certero pase de Manu Molina en una falta. El Salamanca controlaba la situación y dejaba tocado al Celta B, pero el conjunto vigués empataba antes del descanso al transformar Iban Salvador un penalti en el 29 poco después de que el propio Manu Molina sacara un balón bajo palos.
El Salamanca lejos de irse abajo sacaba fuerzas de flaqueza y al poco de comenzar la segunda mitad Iván Calero, en jugada individual esquivaba a varios defensas para soltar un disparo ante el que nada podía hacer el meta local.
A partir de ahí, como no podía ser de otra forma, el Celta B se lanzaba a por el empate, mientras el Salamanca se defendía con oficio. Sin embargo, los resultados empezaban a ponerse en contra del equipo charro, que en caso de encajar un gol iría a ‘play-out’. Para colmo, Iván Calero era expulsado al ver la segunda amarilla. Quedaban cinco minutos más otros cinco que añadía el colegiado. Pero la emoción se transformaba en alegría después de que el árbitro pitara el final. 1-2 y el equipo charro cierra con éxito la temporada del retorno a Segunda B y, de paso, se rubrica el ascenso del filial a Tercera. El sueño continúa.
