El Covid-19 no sólo nos ha azotado con dureza, sino que ha cambido nuestra forma de concebir algunas cosas que considerábamos parte de nuestra vida. Si en un principio todo el mundo pensó que la ‘normalidad’ (esa palabra tan nombrada en los últimos tiempos) iba a llegar después del confinamiento, pero… nada más lejos de la realidad. Sin embargo, no queda otra que luchar con todas las fuerzas posibles contra el ‘bicho’ y una de ellas, sin duda, es tirar de responsabilidad.
El Helmántico se convirtió este sábado en la mejor muestra de ello gracias al esfuerzo del club por abrir, de forma gratuita, el estadio a sus abonados. También un grupo de aficionados que adquirieron sus entradas en días pasados. Había apelado el club a la responsabilidad y su afición, una vez más, no falló. Demostró su saber estar cumpliendo, en todo momento, las normas impuestas por el club en base a los requerimientos de las autoridades sanitarias. Los aficionados se mantuvieron en sus asientos, respetaron la distancia social establecida por el club, tuvieron toda la paciencia del mundo tanto en el acceso como en la salida, que el club hizo escalonada en dos tandas, lucieron sus máscaras, muchas de ellas con el escudo de la Unión.
El minuto de silencio que se guardó al principio por las víctimas del Covid-19 fue el mejor ejemplo del saber estar de los aficionados.
Por supuesto que se echó de menos el bombo, por supuesto que se echaron de menos las banderas, por supuesto que se echó de menos el bullicio de esos ‘locos’ del Fondo Sur en plena ebullición, pero la ilusión, los aplausos, el señorío a la hora de recibir y despedir a Susaeta y, en especial, a Dani Sotres, y la alegría con el empate, volvieron a dar vida a ese ‘gigante dormido’, a ese estadio de Primera lugar de reunión de los salmantinos durante el último medio siglo.
¡¡¡GRACIAS!!!